El tiempo no
solamente deteriora y degrada los objetos materiales sino también el
significado de algunas palabras.
Un ejemplo de
esto es la palabra "caballero", que hace mil años hacía referencia a
un hombre armado con lanza y/o espada y protegido por una armadura y un escudo;
hoy dista mucho de ser tal cosa y simplemente hace referencia a personas del
sexo masculino, de modo que cuando vemos en la puerta de un baño público la
palabra "caballeros" podemos estar seguros de que no hace referencia
a personas como las de la foto.
Hoy se le dice cristiano
a cualquier persona nacida bajo la influencia de las religiones occidentales, y
tal cosa es producto de la la liviandad del ser humano que quiere consolarse de
su maldad poniéndose un nombre que no le corresponde.
Cristiano es
solamente aquel que decide, por voluntad propia seguir a Cristo y sus
enseñanzas. Cristiano es solamente el discípulo de Cristo.
El Rey Agripa
fue sincero en su conclusión después de haber escuchado la predicación del
apóstol Pablo cuando dijo "por poco me persuades a ser cristiano"
(Hechos de los Apóstoles 26:28). Si hubiera este rey creído al mensaje del
Evangelio y hubiera decidido por Cristo, entonces habría sido cristiano, pero
no creyó y por tanto no lo fue.
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