La segunda venida de Cristo es la mayor esperanza de la iglesia. Existen varios acontecimientos relacionados con la segunda venida de Cristo, de hecho una serie de eventos extraordinarios y catastróficos comenzarán a tener lugar en algún momento de la historia que culminará finalmente con la venida en gloria del Señor Jesucristo a la tierra para establecer Su reino.
Previo a la la
segunda venida de Cristo, entre otras cosas, tendrá lugar lo que se conoce en
la Biblia como el día de la "Ira de Jehová", el cual es un período de
tiempo caracterizado por el juicio de Dios sobre los habitantes del mundo, con
el fin de castigar a los rebeldes y dar una última oportunidad para el
arrepentimiento. Cuando esto suceda habrá culminado el presente período de
tiempo caracterizado por la paciencia de Dios.
Todo castigo o
disciplina tiene como finalidad producir en el ser humano arrepentimiento y
todo juicio tiene como fin retribuir la falta de arrepentimiento.
Los
acontecimientos del día de Jehová se relatan en los capítulos 6 al 19 de
Apocalipsis.
Otros términos
utilizados en la Biblia para referirse al día de la Ira de Jehová:
- El día de Jehová.
- El día grande de Jehová.
- El día del Señor.
- La gran tribulación.
- El día de la venganza del Señor.
- El día de Dios.
A continuación
se detallan algunas características del día de la ira de Jehová:
- Guerras.
- Hambre y pestes.
- Terremotos.
- Granizo.
- Cataclismos.
- Conmociones cósmicas.
- Apostasía.
- Señales, milagros y prodigios mentirosos.
- Angustia y sufrimiento.
- No existirá modo de escapar de estas cosas.
- Las riquezas no librarán a nadie de la ira.
¿Quién no vio
alguna de esas películas de cine catástrofe donde la gente se ve obligada a
huir de algún lugar a causa de algún desastre o invasión? En aquel día no habrá
modo de huir.
Los siguientes
son algunos textos bíblicos que nos hablan de este tiempo venidero y que
confirman las características antes mencionadas:
"En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran
príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de
angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces..." (Daniel
12:1)
"...porque habrá entonces gran tribulación, cual
no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá."
(Mateo 24:21)
"Cercano está el día grande de Jehová, cercano y
muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; gritará allí el
valiente. Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de
alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de
entenebrecimiento, día de trompeta y de algazara sobre las ciudades
fortificadas, y sobre las altas torres. Y atribularé a los hombres, y andarán
como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será derramada
como polvo, y su carne como estiércol. Ni su plata ni su oro podrá
librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con
el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos
los habitantes de la tierra." (Sofonías 1:14-18)
"¡Ay de los que desean el día de Jehová! ¿Para
qué queréis este día de Jehová? Será de tinieblas, y no de luz; como el que
huye de delante del león, y se encuentra con el oso; o como si entrare en casa
y apoyare su mano en la pared, y le muerde una culebra. ¿No será el día de
Jehová tinieblas, y no luz; oscuridad, que no tiene resplandor?" (Amós
5.18-20)
"He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de
indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella
a sus pecadores. Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán
su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor."
(Isaías 13.9-10, RVR60)
La llegada del
día de la ira es inminente, esto significa que no existe modo de advertirlo,
puede suceder en cualquier momento, y el apóstol Pablo nos lo enseña en una de
sus cartas: "Porque vosotros sabéis
perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche..."
(1 Tesalonicenses 5:2)
El apóstol Pedro
también confirma su inminencia y sus características catastróficas: "Pero el día del Señor vendrá como
ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los
elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay
serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no
debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y
apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos,
encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se
fundirán!" (2 Pedro 3:10-12)
La relación de
la Iglesia con el día de la ira de Jehová:
La iglesia será
guardada de este tiempo de juicio, por tanto no será juzgada con el resto del
mundo, y esto debido a que:
- La iglesia es un cuerpo formado por personas arrepentidas.
- Jesucristo fue juzgado en lugar de los que pertenecen a la iglesia.
A continuación
se exponen los textos bíblicos que demuestran el hecho de que seremos, como
iglesia, librados del día de la ira de Dios.
"Por cuanto has guardado la palabra de mi
paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir
sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra."
(Apocalipsis 3:10)
"Porque no nos ha puesto Dios para ira,
sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien
murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos
juntamente con él." (1 Tesalonicenses 5:9-10)
El
arrebatamiento es el medio que utilizará el Señor para guardar a Su iglesia del
día de la ira o gran tribulación.
Apocalipsis 1:19
registra las siguientes palabras de Jesucristo al apóstol Juan: "Escribe las cosas que has visto, y
las que son, y las que han de ser después de estas."
Este registro
nos plantea una división natural del libro de Apocalipsis:
- Las cosas que has visto: la visión del Cristo glorificado y preparado para juzgar.
- Las cosas que son: la iglesia.
- Las cosas que han de ser después de estas (después de la iglesia): ver que Apocalipsis 4:1 confirma sobre las cosas después de estas, que hacen referencia a: la gran tribulación o el día de la ira de Jehová las bodas del Cordero; la segunda venida de Cristo; el reinado milenial de Cristo; el juicio final a los perdidos ante el gran trono blanco; el reino eterno de Jesucristo.
Entre las cosas
que han de ser después de estas, entre los capítulos 6 y 19 de Apocalipsis no
aparece la iglesia en ningún lado, y esto es una prueba de que esta no pasará
por esta experiencia de juicio.
"Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz
de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en
Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos
quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir
al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto,
alentaos los unos a los otros con estas palabras." (1 Tesalonicenses 4:16-18)
La iglesia es la
única protección que tiene el ser humano para la ira de Dios que se acerca. El
que se incorpora a la iglesia es salvo, el que no lo hace se pierde.
Si supiéramos
que se acerca un desastre sobre nuestra ciudad, ¿no avisaríamos a nuestros
familiares a cerca de ello para que huyan?
Bautismo del
Espíritu Santo o bautismo de fuego.
La predicación
de Juan el Bautista estaba relacionada con el día de la ira, hablando de dos
bautismos, uno que trae salvación y otro que trae juicio.
"Al ver él que muchos de los fariseos y de los
saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os
enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de
arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham
tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham
aun de estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los
árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el
fuego. Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que
viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo;
él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y
limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja
en fuego que nunca se apagará." (Mateo 3:7-12)
Nota: Cuando en este artículo hablo de iglesia, hablo del
Cuerpo de Cristo, aquel al que pertenecemos cuando le recibimos como salvador. Quiero que se note la diferencia entre
iglesia y religión. Digo esto porque los religiosos de la época de Juan el
Bautista tenían la misma confusión que muchos tienen hoy en cuanto a esto, por
eso Juan dice "¿quién les enseño a huir de la ira venidera? La gente
pensaba que por ser judíos (hijos de Abraham) ya se podían salvar del juicio de
Dios sobre este mundo.
Del mismo modo
hoy muchos creen que por ser religiosos se salvará del juicio de Dios, pero de
algo debemos estar seguros, solo el arrepentimiento de nuestros pecados nos
puede librar de tal juicio, por eso Juan dice "haced frutos dignos de
arrepentimiento", en otras palabras, "demuestren con sus acciones
justas que se han arrepentido".
Reitero, el ser
católico, pentecostal, bautista, testigo de Jehová, adventista, mormón, y
cuanta religión se nos ocurra no nos librará del juicio de Dios. La Biblia no habla de ninguna de esas
religiones, solo habla de iglesia.
En otras
palabras:
- Ser católico no significa que pertenezco a la iglesia, solo significa que pertenezco a una organización religiosa que surgió en el año 325 d.C. cuando el emperador romano Constantino quiso unir la iglesia con el gobierno para formar un poder político-religioso.
- Ser pentecostal no significa que pertenezco a la iglesia, solo significa que pertenezco a una organización religiosa que surgió aproximadamente por el año 1900 cuando un grupo de personas que se reunían en un lugar ubicado en una calle llamada Azuza tuvo experiencias supuestamente espirituales, e hicieron de esas experiencias personales una doctrina humana.
- Lo mismo sucedió con los carismáticos como 60 años más tarde, por tanto, ser carismático no significa que pertenezco a la iglesia, solo significa que pertenezco a otro movimiento religioso cuyos miembros buscan experiencias espirituales con el fin de satisfacer las necesidades personales de cada individuo.
- Ser Testigo de Jehová no significa que pertenezco a la iglesia, solo significa que pertenezco a una secta que se originó en la década de 1870 con las ideas de C. T. Russell. Estos niegan que Jesucristo es Dios, dicen que el Espíritu Santo es una fuerza activa de Jehová, mintieron diciendo que Cristo vino por segunda vez en 1914 y se irán al infierno si no se arrepienten de sus falsas doctrinas y sus mentiras.
- Ser adventista no significa que pertenezco a la iglesia, solo significa que pertenezco a una secta que se originó en 1863 y que siguen las ideas raras de la autora Elena Harmon White a quién se le atribuye una inspiración especial. Entre otras cosas, no trabajan el sábado y favorecen una dieta vegetariana. Estos no se librarán de la ira de Dios.
- Ser mormón, del mismo modo, solo significa que pertenezco a un movimiento religioso surgido en el año 1830, fundado por el falso profeta Joseph Smith y que dicen que los hombres se transforman en dioses. Estos también se irán al infierno si no se arrepienten.
- Etc., etc., etc. Existen miles de religiones en el mundo, y ninguna salva, en otras palabras, ninguna sirve para nada. Gran razón tuvo Karl Marx al decir "La inquietud religiosa es al mismo tiempo la expresión del sufrimiento real y una protesta contra el sufrimiento real. La religión es la queja de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón y el espíritu de un estado de cosas desalmado. Es el opio del pueblo."
Hasta aquí la
nota.
¿Qué es el fuego
en la expresión "él los bautizará con Espíritu Santo y con fuego"?
El bautismo del
Espíritu Santo es el que tuvo lugar en Pentecostés, después de que Cristo les
dijera a sus discípulos "...pero
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me
seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de
la tierra." (Hechos 1:8) Notemos que aquí el Señor no hace mención del
fuego, solo del Espíritu Santo. Este mismo Espíritu es el que recibimos en el
momento que nos convertimos y nos arrepentimos de nuestros pecados.
El versículo 12
nos da el contexto que permite comprender el anterior, esto es:
● Bautismo en el Espíritu Santo =====> trigo en el
granero
● Bautismo en fuego ============> paja que se
quema en fuego que nunca se apaga
Se debe notar
que esta expresión aparece nuevamente en el Evangelio de Lucas junto con el
contexto aclaratorio que nos permite su interpretación (comp. Lc. 3:16-17 con
Mt. 3:11-12), pero en el Evangelio de Marcos, solo se menciona el bautismo en
el Espíritu Santo, ya que no existe su contexto aclaratorio del trigo y la
paja.
Más adelante
Jesucristo aclara la cuestión del bautismo en fuego cuando enseña lo siguiente:
"He venido a traer fuego a la
tierra, y ¡cómo quisiera que ya estuviera ardiendo! Pero tengo que pasar por la
prueba de un bautismo, y ¡cuánta angustia siento hasta que se cumpla!"
(Lucas 12:49-50, NVI)
Lo cierto es que
por algún bautismo pasaremos, elijamos entonces, Espíritu Santo si nos arrepentimos
o fuego si no lo hacemos.
¿Para qué nos
debe servir todo esto, y esta promesa de que el día del juicio se acerca?
- Para advertir a la humanidad mediante la predicación del Evangelio.
No es tiempo de
estar ociosos sabiendo que a este mundo y a sus habitantes les queda poco
tiempo. ¿Qué estamos haciendo para advertir a cerca de la ira venidera? El
arrepentimiento es el único escape que tiene el ser humano para huir de la ira
venidera. Nosotros (la iglesia de Jesucristo) ya estamos libres de los juicios
de aquel día, pero no podemos ser tan egoístas de no advertir a los demás.
- Para estar espiritualmente preparados sabiendo de su inminencia.
"Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed,
pues, sobrios, y velad en oración." (1 Pedro 4.7)
- Para tener consuelo si somos atribulados.
"Porque es justo delante de Dios pagar con
tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados,
daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo
con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los
que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo;
los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del
Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día para ser
glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto
nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros)." (2 Tesalonicenses
1.6-10)
La vida
cristiana y el testimonio de Jesucristo trae persecución y sufrimiento, pero no
debemos afligirnos por ello, suframos en este tiempo por causa de Cristo,
porque llegará el tiempo cuando esto cambiará. Eso es lo que justamente dice
Pablo en el texto citado anteriormente.
- Para tener la esperanza de que finalmente reinará la justicia en el mundo.
Hoy muchos se
quejan de que Dios no hace nada con la injusticia que hay en el mundo, pero la
realidad es que si lo hace, y lo que hace es tener paciencia. Nadie tiene tanta
paciencia como Dios, es realmente sorprendente, pero toda paciencia se acaba y
Dios también tiene un límite en ello. Llegará el día en que la paciencia se
transformará en juicio y la maldad será exterminada.
"Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a
Jerusalén con linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como
el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni hará
mal." (Sofonías 1.12)
No creamos que
porque Dios es amor no ha de juzgar al mundo; ya tenemos antecedentes de que lo
hizo en varias ocasiones, una de ellas es cuando mandó el diluvio a la tierra y
otra cuando acabó con las ciudades de Sodoma y Gomorra, en ambos casos para acabar
con la maldad del ser humano.
- Para aferrarnos cada vez más a la verdad sabiendo que aquel tiempo que se acerca se caracterizará por el engaño y la mentira; la única verdad está en la Biblia, ¡cuidado de a quién le creemos!
"Pero con respecto a la venida de nuestro Señor
Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis
mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu,
ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día
del Señor está cerca. Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin
que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de
perdición," (2 Tesalonicenses 2.1-3)
- Para abandonar la idolatría sabiendo que este mundo perecerá.
"No aprovecharán las riquezas en el día de la
ira; Mas la justicia librará de muerte." (Proverbios 11.4)
No tiene sentido
afanarnos acumulando riquezas ya que ni siquiera servirá para dejarlas a
nuestros hijos. Todo será destruido.
Yo ya estoy
libre del día de la Ira de Dios, ¿y vos? Si querés librarte hazlo creyendo en
Jesucristo, en su muerte en la cruz por tus pecados y en su resurrección que
garantiza ese perdón.